Ha sido publicada una interesante investigación sobre la violencia entre grupos de cazadores -recolectores en la prehistoria.En la misma ha participado un arqueólogo español José Manuel Maíllo Fernández de la UNED
A continuación dejo la noticia íntegra, y el enlace de la UNED .http://portal.uned.es/portal/page?_pageid=93,53381935&_dad=portal&_schema=PORTAL
Cráneo con proyectil clavado. Fotografía de Marta Mirazón Lahr |
Esqueleto KNM-WT 71264 "in situ". Fotografía Marta Mirazón Lahr, mejorada por Fabio Lahr |
La revista Nature publica una investigación de la Universidad de Cambridge en la que participa un arqueólogo de la UNED que describe un conflicto de hace 10.000 años a orillas del lago Turkana (Kenia).
Hasta ahora se consideraba que las primeras guerras de la humanidad se daban entre grupos sedentarios, jerarquizados y en momentos de escasez. Un trabajo del proyecto In-Africa, que acaba de ser publicado por la revista Nature, cuestiona esta tesis, ya que describe el primer episodio de violencia intergrupal conocido. Ocurrió entre cazadores-recolectores, en las fértiles riberas del lago Turkana, en Kenia, hace unos 10.000 años. Los científicos han verificado en los esqueleros hallados marcas de golpes y de heridas de flecha que los llevaron a la muerte. Entre los restos de 27 humanos, quizás algunos de ellos maniatados, había hombres, mujeres, niños y un feto en la cavidad abdominal de su madre.
Miembros del proyecto In-Africa, liderados por los profesores Marta Mirazón Lahr y Robert Foley de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), entre los que se encuentra el profesor del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UNED, José Manuel Maíllo Fernández, acaban de publicar un trabajo en Nature en el que se evidencia por primera vez violencia intergrupal hace unos 10.000 años.
En el yacimiento de Nataruk, al suroeste del lago Turkana (Kenia) se han encontrado restos humanos correspondientes a 27 individuos, de los que 12 estaban in situ. De éstos, 10 tenían evidencias de violencia perimortem como marcas de impacto (presumiblemente de flechas) o fracturas por acción violenta. Los otros dos tenían las manos unidas, lo que ha sido interpretado como que estaban atados. La posición de los cuerpos no seguía ninguna disposición clara, ni en su posición ni en su orientación, en una clara evidencia de abandono tras la muerte en una zona lacustre cercana a las orillas del lago Turkana, la misma en la que se produjo la escena.
os individuos recuperados corresponden a 21 adultos (8 hombres, 8 mujeres y 5 indeterminados) y 6 niños todos de menos de 6 años salvo un adolescente de 12-15. Existe un decimoctavo individuo, se trata de un feto de 6-8 meses encontrado en la cavidad abdominal de una mujer.
La explicación a este episodio no es fácil de vislumbrar. Los autores plantean dos hipotéticos escenarios. El primero que sea producto de una incursión en busca de recursos territoriales, alimenticios o humanos y, el segundo, que los condicionantes ante el encuentro de dos grupos sociales antagónicos no han cambiado desde inicios del Holoceno.
El origen de la guerra se asociaba a sociedades sedentarias y estratificadas, también a momentos de carestía y necesidad. El lago Turkana hace 10.000 años disponía de recursos abundantes, por lo que este trabajo demuestra que los patrones teóricos que tenemos del origen del conflicto intergrupal han de ser replanteados al ocurrir ya entre grupos de cazadores-recolectores y en momentos de abundancia. En este sentido, Nataruk nos muestra un efímero evento, aunque quizás no inusual, en la vida de los grupos de cazadores-recolectores prehistóricos.
FUENTE:
UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia.
Gobierno de España. Ministerio de Educación Cultura y Deporte.
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